martes, 4 de mayo de 2010

tratamiento cancer de huesos

Esta sección comienza con una descripción de los tipos de tratamientos sistémicos que se utilizan en pacientes con tumores cancerosos metastásicos. Para obtener información detallada acerca del tratamiento del cáncer metastásico, según el lugar donde se haya iniciado el tumor, consulte por favor nuestra información sobre ese tipo de cáncer.
Quimioterapia
La quimioterapia usa medicamentos contra el cáncer que usualmente se inyectan en una vena o se administran por la boca. Estos medicamentos entran en el torrente sanguíneo, y pueden llegar al cáncer que se ha propagado.
La quimioterapia se utiliza como tratamiento principal para muchos tipos de cánceres metastásicos, incluyendo cáncer de testículo, de ovario, de colon y algunos cánceres de seno. A menudo, la quimioterapia puede reducir el tamaño de los tumores, lo que puede reducir el dolor y ayudarle a sentirse mejor. Algunas veces se utiliza con tratamientos locales, tal como radiación.
Los medicamentos de quimioterapia destruyen las células cancerosas, pero también dañan algunas células normales, lo que puede causar algunos efectos secundarios.
Los efectos secundarios de la quimioterapia dependen del tipo de medicamentos que se usen, la cantidad que se administre y la duración del tratamiento. Algunos efectos secundarios comunes de la quimioterapia incluyen:
Náusea y vómito.
Pérdida de apetito.
Caída del cabello.
Llagas en la boca.
La quimioterapia puede dañar las células productoras de sangre de su médula ósea, lo que puede causar un bajo recuento de células sanguíneas.
Esto puede ocasionar:
Mayores probabilidades de infección (causado por la escasez de glóbulos blancos).
Problemas con sangrado o aparición de hematomas (causado por una escasez de plaquetas en la sangre).
Debilidad o cansancio (causado por los bajos niveles de glóbulos rojos, lo que se conoce como anemia).
La mayoría de los efectos secundarios desaparecen cuando cesa el tratamiento. Existen maneras que su médico puede ayudarle a prevenir o controlar muchos de los efectos secundarios temporales de la quimioterapia. Por ejemplo, pueden administrarse medicamentos para prevenir o reducir las náuseas y los vómitos (estos medicamentos se llaman antieméticos). Para más información sobre la quimioterapia, por favor remítase al documento "Quimioterapia: una guía para los pacientes y su familiares”.
Terapia hormonal
Los estrógenos son hormonas producidas por los ovarios que promueven el crecimiento de algunos tumores cancerosos del seno, particularmente de aquellos en que las pruebas pueden detectar receptores de estrógeno. Igualmente, los andrógenos (como la testosterona que es producida por los testículos), promueven el crecimiento de la mayoría de los tumores cancerosos de la próstata. Una de las principales maneras para tratar el cáncer de seno y de próstata consiste en detener estas hormonas. Existen varios tipos de tratamientos que bloquean las hormonas. Una estrategia de tratamiento hormonal consiste en extirpar los órganos que producen las hormonas. En una mujer con cáncer de seno, la extirpación de los ovarios reduce los niveles de estrógeno. Los hombres con cáncer de próstata pueden ser tratados mediante la extirpación de los testículos para reducir los niveles de testosterona. Es más común administrar medicamentos que eviten la producción de las hormonas. Este es un método común de terapia hormonal para combatir el cáncer de próstata. A los hombres se les puede administrar medicamentos tal como la hormona liberadora de hormona luteinizante (LHRH), la cual bloquea la producción de testosterona. Se pueden administrar los mismos medicamentos en mujeres con cáncer de seno para detener la producción de estrógeno por parte de los ovarios. Después de la menopausia, los ovarios dejan de producir estas hormonas, pero una pequeña cantidad de estrógeno sigue produciéndose en el tejido adiposo. Los medicamentos llamados inhibidores de la aromatasa pueden detener la producción de este estrógeno.Otro método consiste en evitar que las hormonas afecten las células cancerosas. Por ejemplo, a los hombres con cáncer de próstata se les puede administrar antiandrógenos que bloquean los efectos hormonales masculinos en las células. Para los hombres con cáncer de seno, los antiestrogénicos como el tamoxifeno bloquean los efectos de estrógeno en los cánceres de seno. Los efectos secundarios dependen del tipo de tratamiento hormonal que se use. El efecto secundario más común son los sofocos repentinos de calor (bochornos).
Radiofármacos
Los radiofármacos son un grupo de medicamentos que tiene elementos radioactivos. Estos medicamentos se inyectan a través de una vena y se asientan en las partes del hueso que tienen cáncer. La radiación que liberan destruye las células cancerosas y alivia algo del dolor causado por la metástasis ósea. Algunos de los radiofármacos que se usan con más frecuencia son el estroncio 89 (Metastron) y el samario 153 (Quadramet). Otros radiofármacos, como el renio -186, el renio 188, y el tin-117, también se están estudiando.Los radiofármacos no se usan para tratar la etapa temprana, cáncer localizado (cáncer que no se ha propagado), o para metástasis a otros órganos del cuerpo. Sólo se usan para el cáncer que se ha propagado de otra localización a los huesos.Si el cáncer se ha extendido a numerosos huesos, este método con radiofármacos es mucho mejor para tratar de dirigir la radiación externa a cada hueso afectado. Estas áreas aparecen densas (blancas) en las radiografías (contrario a las lesiones osteolíticas, las cuales aparecen como áreas oscuras u orificios en los huesos). Las metástasis osteoblásticas ocurren con más frecuencia en el cáncer de próstata que se ha propagado a los huesos. Se encuentran con menos frecuencia en el cáncer del seno que se ha propagado a los huesos e incluso con menos frecuencia en la mayoría de los otros cánceres.El efecto secundario principal de este tratamiento consiste en un recuento más bajo de células sanguíneas (principalmente glóbulos blancos y plaquetas). Esto puede aumentar el riesgo de infecciones o sangrado.
Bifosfonatos
Los bifosfonatos son un grupo de medicamentos que se utilizan a menudo para tratar la osteoporosis, un padecimiento común que debilita los huesos. Los bifosfonatos también han probado ser útiles para tratar a pacientes cuyo cáncer se ha propagado a los huesos. Dentro de esta categoría se encuentran medicamentos tales como alendronato (Fosamax®), etidronato (Didronel®), ibandronato (Boniva®), zoledronato (Zometa®), pamidronato (Aredia®) y otros. Los bifosfonatos también se usan para tratar a pacientes con mieloma múltiple, un cáncer que se origina en la médula ósea y que debilita los huesos.
Los bifosfonatos pueden ayudar con cáncer que se propagó a los huesos en más de una manera:
Reduce el dolor de huesos.
Retarda el daño óseo causado por el cáncer.
Reduce los altos niveles de calcio en la sangre (hipercalcemia).
Reduce el riesgo de fracturas.
Los bifosfonatos tienden a funcionar mejor cuando las radiografías muestran que el cáncer metastásico parece estar adelgazando y debilitando el hueso (metástasis osteolíticas). No son tan eficaces para el tratamiento de metástasis osteoblásticas (esclerosis), donde los huesos se vuelven más densos. Algunos bifosfonatos se administran por boca, pero la mayoría de los bifosfonatos utilizados como tratamiento para metástasis en los huesos se administra por vena, usualmente cada tres a cuatro semanas. Con el pamidronato parece haber una menor probabilidad de osteonecrosis en la mandíbula, un efecto secundario que es grave, pero que presenta en pocas ocasiones (discutido anteriormente).En los estudios clínicos se ha reportado que los efectos secundarios más comunes de los bifosfonatos son cansancio, fiebre, náusea, vómito, anemia (bajos niveles de glóbulos rojos) y dolor a los huesos o las articulaciones. Sin embargo, otros medicamentos o el cáncer por sí solo también pueden causar muchos de esos efectos. Los bifosfonatos también pueden causar dolores en las articulaciones parecidos a los que provoca la artritis, así como dolores musculares.
La radioterapia utiliza partículas o rayos de alta energía para destruir las células cancerosas o para disminuir su crecimiento. La radioterapia puede emplearse para curar los tumores cancerosos primarios que no se hayan extendido demasiado desde su localización original.
Sin embargo, cuando un cáncer se ha propagado en los huesos, el objetivo de la radiación es aliviar los síntomas. Si un hueso está tan débil que existe un riesgo inminente de fractura ósea, la radiación no la evitará. Si el hueso es tratado antes de que se vuelva muy débil, la radioterapia puede que ayude a prevenir posteriormente una fractura.
La forma más común de usar radiación para una metástasis en los huesos es emitiendo cuidadosamente un haz de radiación desde una máquina situada fuera del cuerpo. Esto se conoce como radioterapia con haces externos. A fin de reducir el riesgo de los efectos secundarios, los médicos determinan cuidadosamente la dosis exacta, y dirigen el rayo detenidamente para alcanzar el objetivo.
La radioterapia externa contra la metástasis en los huesos se puede administrar una sola vez en una gran dosis, o en cantidades más pequeñas por cinco a diez tratamientos que permiten una dosis total mayor.
Cada tratamiento de radiación externa dura sólo unos pocos minutos. Puede que la radiación externa sea una buena opción si usted tiene una o dos metástasis que están causando síntomas. Sin embargo, si usted tiene muchas metástasis dispersas por el cuerpo, el tratamiento es más difícil. En raros casos, algunos pacientes se pueden beneficiar de la radioterapia a toda la mitad superior o inferior de su cuerpo. La otra mitad del cuerpo se puede tratar varias semanas después.

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